jueves, 10 de enero de 2008

Junto al Támesis en Greenwich: The Trafalgar Tavern


6 Park Row, Greenwich, London, SE10 9NW

Uno de los motivos por los que Londres es realmente un sitio mágico es por su enorme diversidad. Y Greenwich es uno de los ejemplos más representativos de ello.

Para llegar a Greenwich desde, pongamos Trafalgar Square, atravesamos buena parte del West End, con sus teatros y tiendas, la City, con sus empresas y maravillosos pubs, parte del East End y su decadencia, Canary Wharf y sus rascacielos y horarios de infierno, y, finalmente, llegamos a este pequeño remanso de paz al sur de Támesis. Un pueblo en origen independiente de Londres, aunque ahora administrativamente esté absorvido por la gran ciudad, cuenta con alguno de los monumentos y sitios más pintorescos de toda la ciudad: el Cutty Shark (o lo que queda de él, tras el incendio), que fue el barco más rápido de su tiempo en el siglo XIX y que se usaba para traer té de China; el museo Naval de Londres (teniendo en cuenta la tradición náutica de este país, no hace falta que indique lo potente que llega a ser), o, cómo no, el famoso observatorio y el meridiano al que da nombre, reclamo turístico como pocos. Además de todo ello, sábados y domingos podemos ir al Greenwich Market, que es el, al menos para mí, mejor mercado de artesanía de toda la ciudad (le da mil vueltas a Portobello, no en cantidad pero sí en calidad), dar un paseo por el maravilloso parque o, por qué no, meternos en alguno de sus magníficos pubs. Por ejemplo, en The TrafalgarTavern (no funciona aún su web pero funcionará...).

La primera ventaja del sitio es que, al no estar justo en el centro en la zona del Cutty Shark, suele (bueno, decir suele quizá sea pretencioso, ya que sólo he estado en un par de ocasiones) estar bastante menos lleno de lo que sería esperable. Se encuentra justo al lado del río, hasta el punto de que los cimientos se sumergen en él cual palacete veneciano… y hasta ahí las similitudes, porque el edificio, desde el punto de vista arquitectónico, tampoco se puede decir que dé demasiado de sí, la verdad sea dicha.

El pub, sólo moderadamente antiguo para estar en Greenwich (1837) es uno de estos con historia “literaria” a cuestas. Por lo visto Dickens se tomó allí unas cuantas pintas mientras escribió Nuestro Mútuo Amigo (no lo he leído, pero por lo visto un capítulo se desarrolla en el pub). También era famoso en su primera época por acoger a numerosos parlamentarios (MPs) liberales, mientras que en otro cercano de la competencia que ya no existe se juntaban los tories. Después fue un instituto de pescadores y pisos, hasta que en 1965 fue restaurado de nuevo en el pub al que podemos ir a día de hoy.

¿Y qué es a día de hoy? Pues un pub muy agradable, ligeramente más caro de lo normal, en el que si tenemos suerte de coger una mesa en el lateral que da al río podemos disfrutar de unas cuantas (muchas) pintas de lo más agradablemente posible. Como fui un gañán y tomé Carling no puedo opinar sobre la calidad de la cerveza (Carling is Carling), aunque disponían de cerveza de una brewery bastante habitual en Greenwich (que no en ningún otro sitio que yo conozca), Nelson’s, y dentro de ella, de una cerveza que por lo visto es poco habitual, Cat O'Nine Tails. Ni idea de a qué sabrá (aquí si lo saben), pero seguro que muy rica.

Respecto a la comida, no tuve la oportunidad de probarla, aunque lo elegante es comer en el restaurante anexo al pub (al pub se le llama Duncan Bar), dentro del mismo edificio (la Collingwook Room). Es bastante conocido por la calidad del pescado, por lo visto de las mejorcitas de Londres (en la escala de precios en la que nos movemos, claro está) y por la presentación de los platos. En cualquier caso, los precios (sí miré la carta, y precisamente por eso no comí allí) estaban por encima de la media (plato + pinta en torno a las 18-20 libras), así que sólo parece recomendable para homenajes guiris elegantes.


En resumidas cuentas: un pub algo turístico (qué esperas, es Greenwich!!), con unas vistas al río y a la Isle of the Dogs (Canary Wharf) difícilmente superables, una gama de cervezas amplia, exótica y a un precio alto pero no excesivo y una comida por lo visto mucho mejor de la media y un precio bastante por encima de la media también. Muy recomendable.

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